Mi lista de blogs

miércoles, 19 de octubre de 2016

EL ARTE EN LA CRISIS DEL FIN DE SIGLO

   La mayoría de los nuevos escritores tienen en común su actitud rebelde frente a los valores burgueses, en la que coinciden con gran parte de los movimientos artísticos europeos de la larga época que va desde mediados del siglo XIX hasta más allá de la Primera Guerra Mundial (decadentismo, malditismo impresionismo, nihilismo, fauvismo, etc.). En su repulsa del gigantismo industrial de la sociedad capitalista, estos artistas jóvenes adoptan diferentes posturas, no sólo estéticas, sino también ideológicas: el socialismo de Unamuno y Maeztu, el anarquismo peculiar de Martínez Ruiz y Baroja, el carlismo de Valle-Inclán. Este radicalismo ideológico de los nuevos escritores de fin de siglo procedentes en su casi totalidad de medios sociales pequeñoburgues, no es ajeno a la crisis del pensamiento positivista ni a las contradicciones que en la conciencia burguesa genera una sociedad en proceso de cambio acelerado. Se oponen, así, frontalmente a la mediocridad de la sociedad española de la Restauración, y ello tanto a través de su compromiso político como de actitudes irreverentes de todo tipo. Es la época del anarquista literario, del bohemio, del dandy, del escritor maldito. Se identifica en muchos casos revolución social con subversión moral, y de ahí la propensión a la provocación, a las conductas antisociales y amorales, al deseo de épater le bourgeois. Con el paso de los años, la inutilidad práctica de sus esfuerzos y su progresiva integración social atenuará hasta la desaparición ese radicalismo de juventud. Será entonces el momento en que se hagan más evidentes en muchos de estos escritores rasgos que, en alguna medida, ya estaban presentes desde un principio en sus obras: desconfianza en la razón, cierto aristocratismo, marcada propensión al individualismo, visión literaturizada de la vida, pesimismo, etc. Pasan entonces a primer plano en sus textos el paisaje, las viejas ciudades, el tedio vital, los personajes abúlicos e indolentes... Pero debe insistirse en que todo ello no es un rasgo particular y exclusivo de los escritores españoles de este momento, supuestamente agobiados por la sensación de decadencia y desastre que acompañaría a la pérdida en 1898 de las últimas colonias, sino que estamos ante un fenómeno mucho más general que tiene su correlato evidente en las letras europeas de esta época.

&
Ramón Casas

No hay comentarios:

Publicar un comentario