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lunes, 31 de marzo de 2014

viernes, 28 de marzo de 2014

NOVELA DE TERROR, Inés López Couceiro



NOVELA DE TERROR

   Atendía con interés a la televisión. Necesitaba desconectar de un mal día. Todo el mundo la señalaba, cuchicheaba... No lo soportaba. Se sentía desnuda y solo se relajaba contemplando aquel programa en el que, cuando lograbas entender algo, olvidabas tu vida.


Inés López Couceiro


miércoles, 26 de marzo de 2014

NOVELA DE TERROR, Amaia Tomé Tomé



NOVELA DE TERROR

   Pensé que ya se había ido, pero volvió a entrar en la habitación. Estaba justo enfrente de mí. De pronto, noté sus nudillos en mi cara, y de un puñetazo rompió el espejo.

Amaia Tomé Tomé

martes, 25 de marzo de 2014

LA MÁQUINA DE HACER DEBERES, Gianni Rodari

LA MÁQUINA DE HACER DEBERES

Un día llamó a nuestra puerta un tipo extraño: un hombrecillo ridículo, algo más alto que dos cerillas. Llevaba, cargada a la espalda, una bolsa más grande que él.
- Aquí traigo aparatos para vender –dijo.
- Enséñemelos –dijo papá.
- Esto es una máquina de hacer deberes. Apretando el botoncito rojo se resuelven los problemas; el botoncillo amarillo es para desarrollar los temas y el botoncito verde sirve para aprender geografía. La máquina lo hace todo ella sola, en un minuto.
- ¡Cómpramela, papá! –dije yo.
- Bueno. ¿Cuánto pide por ella?
- No quiero dinero –dijo el hombrecillo.
- ¡No trabajará sólo por amor al arte!
- No, pero no quiero dinero por la máquina. Quiero el cerebro de su hijo.
- ¿Está loco? –exclamó papá.
- Escúcheme, señor –dijo el hombrecillo, sonriendo-, si la máquina le hace los deberes, ¿para qué le sirve el cerebro?
- ¡Cómprame la máquina, papá! –imploré-. ¿Para qué quiero el cerebro?
Papá me miró un instante y después dijo:
- Bueno, llévese su cerebro y no se hable más.
El hombrecillo me quitó el cerebro y se lo guardó en una bolsita. ¿Qué ligero me sentía sin cerebro! Tan ligero que eché a volar por la habitación, y si papá no me hubiera agarrado a tiempo habría salido volando pora la ventana.
- Tendrá que meterlo en una jaula –dijo el hombrecillo.
- ¿Por qué? –preguntó papá.
- Porque ya no tiene cerebro. Por eso. Si lo deja suelto, volará hasta los bosques como un pajarillo y en pocos días moriría de hambre.
Papá me encerró en una jaula, como si fuera un canario. La jaula era pequeña, estrecha, no podía moverme. Las barras me apretaban, me apretaban tanto que…
Me desperté asustado. ¡Menos más que sólo había sido un sueño!
Inmediatamente me puse a hacer los deberes.

 
GIANNI RODARI, Cuentos largos como una sonrisa, Editorial: La Galera, Barcelona, 1988.


martes, 18 de marzo de 2014

BUCLE TEMPORAL, Óscar Barreiro


BUCLE TEMPORAL
  
   Cuando conocí a mi madre yo tenía 30 años y ella 25. Deja que me explique. Yo trabajaba como agente en la AFPDT (Agencia Federal de Prevención de Desastres Temporales). Era uno de los agentes más destacados. Siempre iba a misiones especiales y muy peligrosas en las que el mínimo error causaba un cambio tremendo en todos los sucesos siguientes, y en las que su victoria era crucial para el destino del mundo. Si se fracasa, puede pasar cualquier cosa. Tienes que asegurarte de borrar todas las huellas que dejaste en el pasado, o en el futuro, porque cualquier señal de que estuviste en algún lugar en un tiempo que no te correspondía, puede abrir una fisura en el continuo espacio-tiempo que se tragaría toda una época, dejando una laguna temporal, un lugar entre dos tiempos en el que no hay ni sucede nada.
   Eso sí, en estas misiones siempre me acompañaba mi padre, que, casualmente, tenía el mismo nivel que yo. Me alegraba ir con él, porque era bastante enrollado, no era un viejales de dentadura postiza y pelo blanco. No, era bastante guay.
   Una vez nos mandaron a los dos a una misión en el 2000, para impedir una laguna temporal sucedida en esa época. No era lo que esperaba. Yo estaba deseando ir a una misión al 3000, el año donde nací, para saber quién fue el asesino de mi madre. A ella la mataron después de que me diera a luz, y mi padre me cuidó desde entonces; pero bueno, el deber es el deber.
   Mi padre y yo nos pusimos ropa de la época y nos metimos en la máquina del tiempo. Este tipo de misiones eran las peores, porque no sabes por dónde empezar a investigar. Lo mejor en estos casos era hablar con la gente. Entonces vi a una chica con la que me dieron ganas de hacer más cosas aparte de hablar... Tenía los ojos grises, de un tono verde aceituna, el pelo castaño y ondulado con reflejos castaños, caderas delgadas, piernas interminables y pies con uñas pintadas a la perfección. Después de conocerla mejor me di cuenta de que no solo estaba buena, sino que era muy simpática y alegre, y era hasta demasiado inteligente y filosófica, y a mí me embobaba su dulce voz saliendo por esos labios rojos. Solo tenía un único defecto: creía en la predestinación. Decía que El Señor había puesto a todos y cada uno de los seres en la tierra para algo, y que el destino no se puede cambiar. Eso es una tontería bien grande, pero ya la supe perdonar, porque desde el primer momento que la vi me enamoré completamente. Fue como un flechazo, y creo que a ella le pasó lo mismo. Yo tenía 30 años y ella solo 25, pero la edad no nos importaba, porque estábamos realmente enamorados. Así pasaron los años y me case con ella. Sabía que estaba incumpliendo las reglas de la AFPDT, y también descuidando la misión, pero no me importaba. Estaba cegado por el amor. Lo que nunca llegué a entender es por qué mi padre no reaccionó, porque, si yo fuera él, denunciaría a mi hijo por ese delito tan tremendo que estaba cometiendo. ¿También estaría él cegado por la felicidad que le daba ver la boda de su hijo? Después de un año lo entendí todo, justo después del parto de mi hijo. En ese momento, de repente, se abrió una fisura entre el continuo espacio-tiempo. Mi padre se tiró de lleno en ella, al parecer, para ganar tiempo, y después de escuchar la grabación que estás escuchando ahora, lo entendí todo. Ahora tienes dos opciones, o lanzar a tu hijo a la fisura, o lanzar a tu mujer, dejando la laguna temporal. Tú decides.
   En cuanto acabó la grabación, nuestro protagonista se quedó atónito. ¡Su padre había relatado la vida de su hijo como si la viviera él! Entonces, comprendió: ¡Se había casado y había tenido un hijo con su madre! Ahora, como estaban dos personas que eran las mismas en el mismo tiempo, la fisura estaba arrasando con todo. Solo podía hacer dos cosas, arrojar a su hijo (es decir, él de pequeño), a la fisura, para que no hubiera existido nunca y no haber tenido un hijo con su madre, y así salvar a la humanidad a cambio de su vida, o ser egoísta como su padre (o sea, él), y tirar a su mujer (madre), para que, técnicamente, no hubiera existido nunca, pero sí nuestro protagonista, y llevarse a su hijo (él), al futuro, creando así una paradoja temporal y atrapándose en un bucle temporal, en el que siempre sucede lo mismo. Y, al fin, se decidió. Se dirigió a su mujer y le dijo: "el destino no se puede cambiar", y se convirtió en el asesino de su madre, esa persona a la que había estado buscando tanto tiempo. Se llevó a su hijo al futuro e hizo lo mismo que hizo su padre con él. Fracasó en la misión, pero era inevitable. Estaba en un bucle temporal, solo podía hacer eso. ¿O no? Quizás, alguno de sus él consigue deshacer el bucle, porque, en realidad, el destino se puede cambiar, porque sí que está escrito, pero en arena. 

ÓSCAR BARREIRO [2ºB]

domingo, 16 de marzo de 2014

CALIFICACIONES 3º B ESO





3 º B

AEG 6,5
AFB 4,75
AOB 5
ASO 1
AVM 3,15
BSP 1
CVG 5,35
DAR 6,4
FFR 3
GSR 5,75
IGP 9,25
JMVC 5,85
LAO 7
LCG 7
LCP 6
MAT 3,85
MGM 6,4
MLC 3,9
MPC 9
NFP 5,25
PBV 5
PMS 10
POF 8,25
PSE 5,4
RGT 6
RTV 3,25
SAV 7,5
SML 6,75
SPD 7
UCM 5

CALIFICACIONES 3º A ESO



3 º A

ADM 5
AFM 4,5
AJM 1
ASR 4,75
ATT 9
AVC 5
CBG 3.5
CRN 8,6
DFP 3,5
GII 5,75
ILB 6,5
ILC 6,5
ILR 4.25
IRP 2.5
LCM 6,25
LGS 8
MLM 3,85
MLV 4
MRQ 1.25
NNR 8,35
NVV 4.5
PFH 6,5
PGR 5.75
RDR 7,8
SSL 6.25
SVN 8,6
XBS 3,1

CALIFICACIONES 2º A ESO



2 º A

AAC 3
ABM 5
ACC 3
ACF 4
CFP 8
EBM 5
JCCG 1
LEF 4
SAP 7
SCR 7

miércoles, 12 de marzo de 2014

PARA SIEMPRE, Sofía Cerezuela Rubbo


PARA SIEMPRE

   Me preocupa no poder salir adelante sin ti. Siempre me ayudabas y eras el único que me comprendía. Ahora, desde aquel día apenas salgo de casa. Me paso horas y horas mirando nuestras fotos. Estoy sola. Ahora que tú no estás, no me queda nada.
Sueño todas las noches con aquel día. Todo empezó como siempre: los dos nos encontramos en la puerta del instituto.
   Celebrábamos con sonrisas que fuese viernes. Íbamos a ir a la playa ese día, porque te había dicho que hacía mucho que no iba. Y tú, sin dudarlo dos veces, prometiste llevarme. No te importó que no hiciese buen tiempo. Recuerdo que cuando te dije que lo mejor era aplazarlo, dijiste que lo habías prometido y que, por mí, harías lo que fuese, con tal de verme feliz.
   Cuando salimos de clase, fuimos a comer y en ese momento debí haberte convencido para no ir. A lo mejor, ahora estarías a mi lado, abrazándome. Pero no lo hice. Después de comer fuimos a mi casa a por las cosas para ir a la playa. En ese momento, estabas pálido, desorientado, no sé, estabas raro. Pero no dije nada y siempre me arrepentiré de eso.
   Subimos al coche cuando comenzó a llover, dijiste que no me preocupase, que lo más importante era yo, que no pasaría nada. Fui una estúpida, que se calló y no impidió ese viaje. A mitad de camino, comentaste que no habías dormido bien esa noche. Ahora todo es más borroso, no lo recuerdo bien, sólo sé que de alguna manera, entre la lluvia, tu cansancio, todo, chocamos contra un camión.
   Pensar que pude evitar todo eso y no lo hice, me mata por dentro. Nunca entenderé por qué no lo impedí. Lo que más me duele es que tú seas el que estuvo en coma y él que ahora está en un cementerio. Y yo, que tendría que ser la que estuviese muerta, sólo tuve pequeñas lesiones. Algunos lo ven como un golpe de suerte, yo, en cambio, lo veo como una cruel condena.
El día  de tu entierro prometí seguir en esta vida  y luchar por los dos, pero no puedo, soy incapaz, mi vida sin ti no tiene sentido. Eres el centro de mis pensamientos, te dije que siempre estaremos juntos y lo cumpliré. Hace un año de este trágico día, ya debería tenerlo superado. Te prometo cariño, que intenté con todas mis fuerzas luchar y salir adelante, pero no lo logré y siento haberte decepcionado. Antes de acabar con todo esto y volver a reunirme contigo, les dejaré una carta a mis padres, que simplemente dirá “ Adiós mamá y papá, os quiero, pero este es mi destino “ Tranquilo, nadie va a llorar por mi muerte, es lo mejor que puedo hacer. Te echo mucho de menos, pero esta presión en mi pecho cesará pronto cuando vuelva a estar a tu lado.
   Bueno, cariño, esta será nuestra última conversación en este lugar tan frío y deprimente, aquí te dejo mi última rosa y un te quiero como última frase. Pronto volveremos a estar juntos, me da igual el lugar, sólo quiero estar a tu lado para siempre.
           

Sofía Cerezuela Rubbo [2º A]

jueves, 6 de marzo de 2014

IMAGO MUNDI: MODELO DE EXAMEN 3º ESO MARZO 2014



La invención de la imprenta es al decir de Paul Zumthor— el acontecimiento que, más que ningún otro, nos ha delimitado la cultura del Medioevo como “el tiempo que está antes”. El que ha crecido como lector a duras penas consigue imaginarse cómo un analfabeto puede haber visto el mundo sin la escritura, haber recibido la poesía sin el texto y haberla fijado en la memoria. Aunque probablemente los modernos mass media nos han aproximado a la experiencia medieval de una poesía en la que no medió la obra escrita más de cuanto lo pudiera hacer la visualización aislada y silenciosa de una lectura individual, con todo, el oyente actual difícilmente puede adquirir aquella mentalidad que no tenía otra opción que la recepción de oídas.
HANS ROBERT HAUSS

MODELO DE EXAMEN PARA 2º ESO



Llevaban esperando cerca de veinte minutos, así que incluso habían conseguido aparcar, al quedarse un hueco libre cerca de donde estaban parados. Ahora, además, llevaban diez minutos en silencio, mirando fijamente la puerta del edificio. No es que todo estuviese dicho, pero no servía de nada dar vueltas y más vueltas a la misma conversación.
Fue Miguel el que rompió el silencio nuevamente.
¿Y si hoy no sale?
Miguel, lo hace todos los días, descuida.
Fue una coincidencia, pero acababa de decirlo cuando la vieron aparecer por el portal.
Su madre.
Petra Puigbó se detuvo tan sólo un par de segundos para saludar a una mujer que se le cruzó en dirección contraria. Luego siguió caminando a buen paso, hasta perderse por la primera esquina de la derecha, por el lado opuesto al que se encontraban ellos. Estela todavía no se movió del coche.
Contó hasta diez.
Vamos —suspiró finalmente.
Salieron los dos del coche y él lo cerró con el botón de la llave. Cruzaron la calzada y se metieron en el portal, vacío a esa hora. El ascensor los condujo al piso de los Lavalle. En menos de un minuto estaban en su interior.
Sólo entonces los nervios de Estela empezaron a dispararse.