Un año más, todos los personajes de videojuegos, series, películas y libros se juntaban en la Convención de Análisis Cultural Infantil para hablar sobre cómo los niños pasan su tiempo libre.
—Yo ya me he cansado de estar horas y horas encendido, y ver cómo los niños miran hipnotizados la pantalla, babeando y dándole a los botones como locos—dijo uno de los soldados del Call of Duty.
—Yo todo lo contrario, me paso todos los días sin salir de las letras, la tapa de mi libro está empezando a tener polvo y sólo me sacan cuando me mandan leer en el colegio—explicó Drácula.
—Me encantaría poder tomarme unas vacaciones temporales…—contestó Mario.
—Y a mí que me conocieran por los libros, no por las películas…— dijo Gandalf.
—Pues mira que simple, es cuestión de cambiarse—propuso Pac-Man.
—¡Tiene razón!—contestaron otros personajes de videojuegos y libros al mismo tiempo—¿Votos en contra?—nadie dijo nada—¡Pues hagamos el papeleo!
Cada uno sacó su tarjeta de identidad y cambió la categoría; los de videojuegos pasaron a ser parte de los libros y viceversa.
***
—¿Has hecho los deberes?
—¡Que síí…!
—¿Seguro?
—¡Sííí…! Me voy a jugar a la consola.
—Pero no te vas a quedar hasta la diez, ¿verdad, Borja?
—¡Que nooo…!—Encendió la consola rápidamente, e insertó el juego de The Legend of Zelda. En cuanto cargó, la pantalla empezó a parpadear y apareció un libro, con el texto debajo y cada vez que le daba a un botón pasaba una página.
—¡¡Mamááááá!! La consola no funciona
—Pues mira, mejor para ti, ahora puedes estudiar más.
—Pero…hay que mandarla a arreglar, ¿no?
—La mandaré…dentro de un mes.
—¡Jolines…!
—¿No tenías que ir a comprar ese libro que te han mandado leer?
—¡Síííí…!
—¿A qué esperas?
Borja bajó las escaleras de su piso y cruzó la calle, la librería estaba en frente.
—Hola, quería el libro de Romeo y Julieta—le dijo al dependiente.
—Tengo varios, ¿de qué editorial lo quieres?
—Quiero el más corto, por favor—dijo poniendo cara de cordero degollado. El dependiente suspiró, Borja le dio su billete y el vendedor el libro. Cuando el niño volvió a casa y abrió el libro, vio el dibujo de un Pac-Man en vez de letras. Todo el libro era igual.
—Mamá, me han timado.
—¿Qué?
—Mira—la madre hojeó el libro y volvió a la librería hecha una furia.
—¡Usted ha timado a mi hijo!—le dijo al dependiente
—Yo…yo no…he hecho nada
—¿Y qué es esto?—contestó la madre abriendo el libro.
—No lo entiendo… Debe de haber un error de impresión… Espere aquí— el hombre corrió escaleras abajo, y, después de unos diez minutos, volvió con un lote enorme de libros—. Mire, señora, todos los libros están igual, salvo que… ¡vaya! algunos libros tienen un videojuego diferente…
—Pues hable con la editorial, pero a mí devuélvame el dinero.
—Por supuesto…—el dependiente abrió la caja registradora y sacó un billete para dárselo a la madre—hablaré con el responsable de esto.
—Eso espero… ¡Que tenga un buen día! —y la madre se fue.
De nuevo, el hombre resopló y cogió el teléfono para llamar a la editorial:
—¿Si?
—Buenas tardes, verá, es que mis libros tienen un fallo de impresión debido a que en ellos aparecen dibujos de videojuegos y no el texto correspondiente…
—Es la decimoquinta llamada que tengo hoy diciendo lo mismo y no le puedo ayudar, al parecer, la impresora se ha estropeado y graba en los libros lo que ella quiere…
—Entiendo…de todas formas, no quiero más libros que provengan de esta editorial.
—El resto de las editoriales también tiene ese problema, no puedo hacer más, lo siento—y colgó.
***
—Creo que esto se nos está yendo de las manos…llevamos casi un año así, la economía va a peor porque no se pueden vender libros sin textos y la mayoría de las tiendas de videojuegos han cerrado por nuestra culpa…—dijo Samus.
—¿Crees que ya se habrán dando cuenta de nuestro mensaje?—preguntó Caperucita.
—Eso creo, por lo menos, es lo que dicen en los programas de tertulia o como se llamen—respondió Samus.
—¿Debemos pedir disculpas y explicarles nuestro propósito?—dijo un guitarrista del Guitar Hero
—Sí…mandemos un comunicado por televisión…John, ¿te encargas tú?
—Por supuesto—dijo el fantasma de Pac-Man
***
—¡Qué asco…! No se puede jugar a videojuegos, tampoco leer…sólo queda la televisión.
—Bueno, Borja, antes no había videojuegos, libros…ni siquiera televisión y la gente se lo pasaba bien—dijo su madre.
En cuanto Borja encendió la televisión, un montón de personajes de libros y videojuegos aparecieron en ella:
—Pedimos disculpas por todos los daños causados en vuestra economía y en vuestra sociedad…sólo queríamos enseñar que los videojuegos están bien, pero que hay otras cosas importantes que hacer en la vida y la lectura es una de ellas. Arreglaremos los desperfectos. Lo sentimos mucho…—Borja se quedó quieto, con la boca abierta.
—Así que eran ellos…
—Pues me parece bien, ya has aprendido que menos videojuegos y más libros, ¿verdad?—dijo su madre.
—Sí, tienes razón…
***
Los videojuegos quedaron inhabilitados durante un año, y sus personajes se quedaron en ese período de tiempo encerrados en una cárcel virtual mientras los niños comenzaban a comprar más libros y la economía volvía a la normalidad. Sin embargo, tras ver la tristeza en la que estaban los personajes de videojuegos, organizaron una protesta a favor de su liberación que fue obtenida con éxito.
Tras esta revuelta tecnológica, el número de libros vendidos y el de videojuegos fueron muy parejos en los años siguientes… Esperemos que siga así.
Gala Sánchez
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