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miércoles, 21 de octubre de 2015

EL SACRIFICIO DE ISAAC

EL SACRIFICIO DE ISAAC (Gn 22,1-18)

   Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahán. Y le llamó:
   —¡Abrahán!
   Éste respondió:
   —Aquí estoy.
   Entonces le dijo:
   —Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que tú amas, a Isaac, y vete a la región de Moria. Allí lo ofrecerás en sacrificio, sobre un monte que yo te indicaré.
   Muy de mañana Abrahán se levantó, aparejó su asno, se llevó consigo a dos siervos y a su hijo Isaac, cortó la leña del sacrificio, se puso en camino y se dirigió al lugar que le había dicho Dios. Al tercer día, Abrahán alzó la vista y divisó el lugar a lo lejos. Entonces dijo Abrahán a sus siervos:
   —Quedaos aquí con el asno mientras el muchacho y yo vamos hasta allí para adorar a Dios; luego volveremos con vosotros.
   Tomó Abrahán la leña del sacrificio y se la cargó a su hijo Isaac, mientras él llevaba en la mano el fuego y el cuchillo; y se pusieron en marcha los dos juntos. Isaac dijo a su padre Abrahán:
   —¡Padre!
   Él respondió:
   —Sí, hijo mío.
   Y el muchacho preguntó:
   —Aquí está el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?
   Respondió Abrahán:
   —Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.
   Caminando juntos llegaron al lugar que Dios le había dicho; construyó allí Abrahán el altar y colocó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar encima de la leña. Abrahán alargó la mano y empuñó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo:
   —¡Abrahán, Abrahán!
   Él contestó:
   —Aquí estoy.
   Y Dios le dijo:
   —No extiendas tu mano hacia el muchacho ni le hagas nada, pues ahora he comprobado que temes a Dios y no me has negado a tu hijo, a tu único hijo.
   Abrahán levantó la vista y vio detrás un carnero enredado en la maleza por los cuernos. Fue Abrahán, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en vez de su hijo. Abrahán llamó a aquel lugar «El Señor provee», tal como se dice hoy: «en la montaña del Señor provee».
   El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán desde el cielo y le dijo:
   —Juro por mí mismo, oráculo del Señor, que por haber hecho una cosa así, y no haberme negado a tu hijo, a tu único hijo, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena de las playas; y tu descendencia se adueñará de las ciudades de sus enemigos. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra porque has obedecido mi voz.

  • Literaturas míticas.
  • Cosmogonías.
Talla: Berruguete

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