Está ahí. En la afirmación “Mamá está en la cocina” que solemos decir a menudo. En el anuncio de coche en el que el piloto siempre es un hombre. En el cartel publicitario que anuncia la nueva campaña de Navidad, en el que el rosa tiene un gran peso y el objeto a anunciar es un muñeco con forma de bebé. Está ahí, el machismo siempre está ahí. Pregunté, pregunto y preguntaré, ¿ por qué razón los hombres son mejores que nosotras? He oído respuestas desde “la fuerza física es superior”a “simplemente porque sí”. Pero entonces pregunto ¿ser mejor (cosa que no me parece) implica tratarnos como a un bicho? Pegarnos, maltratarnos, insultarnos, utilizarnos tan solo como a un simple objeto.
Quizá no sea la única con el deseo de un aire nuevo que arrastre los restos del machismo, pero tampoco soy la única que admite que cuando alguien intenta cambiar las cosas (jugando a deportes que tachábamos de masculinos, vistiendo con ropa de otro tipo, actuando de otra forma...) la/o llenamos de insultos y volvemos la “maldición” hacia la persona que podría haber iniciado un cambio, por menor que fuese, pero que se ha echado atrás por nuestra culpa.
Creo que el machismo es como una mala hierba que hay que arrancar de raíz pero que pocas veces se consigue. ¿Las mejores tijeras? Personalmente, creo que es la educación. Cuando somos pequeñas, nos enseñan que debemos vestir con vestidos, preferiblemente, jugar a papás y a mamás, a enfermeras, a maquillarse... Ser militar, médico, piloto o policía (aunque nadie nos lo ha negado directamente) quedan fuera del alcance. Un aplauso por aquel día en que, al cruzar la calle no vea a niñas jugando a princesas de cuento que dependen de sus príncipes, sino que, lo que distinga en vez de coronas sean gorros de bombero.
Julia Nieto Mantiñán
No hay comentarios:
Publicar un comentario