SIN TREGUA
Ya eran demasiados
años de búsqueda para el capitán Howard y sus piratas. Muchas millas surcando
los mares más lejanos, de isla en isla cogiendo provisiones, armas… luchando y
sobreviviendo ante los más temidos piratas, y ahora, con una emoción culpable
de sus lágrimas se disponía a abrir el tan deseado cofre que llevaba veintitrés
años buscando. Al abrirlo, con gran sorpresa, observó que no había ni oro ni
diamantes ni reliquias, sino un simple papel, viejo amarillento y estropeado
por los años en el que con dificultad pudo descubrir que estaba representado
otro mapa, en el que se indicaba cómo encontrar el tesoro que buscaban.
Se dispusieron a ir
en su busca de nuevo; pasados cinco años lo encontraron: lo tenía ahí, delante
de sus narices. Abrió el cofre y volvió a enfrentarse a otro papel con un mapa.
Sus piratas se rindieron. Howard, no.
Agarró el mapa, zarpó en su barco y prosiguió la búsqueda.
Esta vez, a los
pocos días halló la isla cartografiada en el mapa. Excavó y excavó hasta
encontrar el tesoro. Desenterró el cofre y de nuevo encontró en él un papel.
Inhaló aire y sopló para retirar el polvo que lo cubría. Se quedó observándolo
durante unos segundos. Entonces, con una sonrisa en el rostro reconoció el
retrato de su padre.
Pablo Ferrer Herrero
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