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lunes, 8 de abril de 2013

¿LAS PERSONAS ELIGEN A LOS LIBROS O LOS LIBROS ELIGEN A LAS PERSONAS?, Sara Vicos



¿LAS PERSONAS ELIGEN A LOS LIBROS O LOS LIBROS ELIGEN A LAS PERSONAS?

   Me llamo Elisabeth Santos. Tengo veinte años y estoy estudiando la carrera de literatura. Dedico la mayor parte del tiempo a estudiar, pero me gusta quedar con mis amigos, ir de fiesta, escuchar música y leer. Me encanta leer. Siempre llevo conmigo un libro, o en el bolso o en la mochila, pero nunca me olvido de él. Leo en cualquier parte: en la consulta del médico, en la parada del bus… no soy de esas personas que solo leen cinco minutos en la cama antes de ponerse a dormir. Y puede que sea una fanática de la lectura, pero no siempre fue así.
   Cuando era pequeña odiaba leer. Lo pasé fatal cuando llegué a quinto y a sexto de primaria, y aun peor en secundaria cuando nos empezaron a mandar libros para leer en casa, dos o tres por trimestre. Odiaba leer, y aun más si esos libros no los elegía yo específicamente de lo que me gustaba.
   Odiaba pasar por delante de las librerías o bibliotecas. Me recordaban a los profesores y a todos los libros que aún me quedaban por leer ese trimestre para los exámenes. Pero sobre todo no era capaz de entender cómo la gente se podía divertir leyendo y leyendo libros que solo de verlos metían miedo. Incluso más que mis libros de sociales y naturales juntos. Parecía que al cogerlo, con el peso se te iban a caer las manos hasta quedarse aplastadas en el suelo por ese enorme y pesado montón de hojas con letra minúscula y sin un solo dibujo.
   Pero todo cambió cuando yo tenía trece años. Un día pasé por delante de una librería y vi un libro que me llamó mucho la atención: en la portada tenía dibujada una gran sonrisa. Todos los días pasaba por delante de la librería para ir al colegio, y todos los días lo veía sin poder evitar quedarme mirándolo.
   Pasaron tres semanas asi, mirando aquella sonrisa cada dia, parecía que estaba esperando a que entrara a comprarlo y es que solo con verlo ya me alegraba el dia, transmitía buenas sensaciones. Y ya no pude aguantar mas y aquel dia tome una de las mejores decisiones que tome nunca: entrar en la librería y comprarlo.
   Lo que ponía aquel libro no os lo puedo contar, porque es algo que tendréis que descubrir vosotros con el tiempo, pero lo que si os puedo decir es que dos semanas después, cuando lo acabé de leer, mi vida había cambiado para siempre. Todo gracias a que aquel libro me encontró.

Sara Vicos

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