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martes, 18 de marzo de 2014

BUCLE TEMPORAL, Óscar Barreiro


BUCLE TEMPORAL
  
   Cuando conocí a mi madre yo tenía 30 años y ella 25. Deja que me explique. Yo trabajaba como agente en la AFPDT (Agencia Federal de Prevención de Desastres Temporales). Era uno de los agentes más destacados. Siempre iba a misiones especiales y muy peligrosas en las que el mínimo error causaba un cambio tremendo en todos los sucesos siguientes, y en las que su victoria era crucial para el destino del mundo. Si se fracasa, puede pasar cualquier cosa. Tienes que asegurarte de borrar todas las huellas que dejaste en el pasado, o en el futuro, porque cualquier señal de que estuviste en algún lugar en un tiempo que no te correspondía, puede abrir una fisura en el continuo espacio-tiempo que se tragaría toda una época, dejando una laguna temporal, un lugar entre dos tiempos en el que no hay ni sucede nada.
   Eso sí, en estas misiones siempre me acompañaba mi padre, que, casualmente, tenía el mismo nivel que yo. Me alegraba ir con él, porque era bastante enrollado, no era un viejales de dentadura postiza y pelo blanco. No, era bastante guay.
   Una vez nos mandaron a los dos a una misión en el 2000, para impedir una laguna temporal sucedida en esa época. No era lo que esperaba. Yo estaba deseando ir a una misión al 3000, el año donde nací, para saber quién fue el asesino de mi madre. A ella la mataron después de que me diera a luz, y mi padre me cuidó desde entonces; pero bueno, el deber es el deber.
   Mi padre y yo nos pusimos ropa de la época y nos metimos en la máquina del tiempo. Este tipo de misiones eran las peores, porque no sabes por dónde empezar a investigar. Lo mejor en estos casos era hablar con la gente. Entonces vi a una chica con la que me dieron ganas de hacer más cosas aparte de hablar... Tenía los ojos grises, de un tono verde aceituna, el pelo castaño y ondulado con reflejos castaños, caderas delgadas, piernas interminables y pies con uñas pintadas a la perfección. Después de conocerla mejor me di cuenta de que no solo estaba buena, sino que era muy simpática y alegre, y era hasta demasiado inteligente y filosófica, y a mí me embobaba su dulce voz saliendo por esos labios rojos. Solo tenía un único defecto: creía en la predestinación. Decía que El Señor había puesto a todos y cada uno de los seres en la tierra para algo, y que el destino no se puede cambiar. Eso es una tontería bien grande, pero ya la supe perdonar, porque desde el primer momento que la vi me enamoré completamente. Fue como un flechazo, y creo que a ella le pasó lo mismo. Yo tenía 30 años y ella solo 25, pero la edad no nos importaba, porque estábamos realmente enamorados. Así pasaron los años y me case con ella. Sabía que estaba incumpliendo las reglas de la AFPDT, y también descuidando la misión, pero no me importaba. Estaba cegado por el amor. Lo que nunca llegué a entender es por qué mi padre no reaccionó, porque, si yo fuera él, denunciaría a mi hijo por ese delito tan tremendo que estaba cometiendo. ¿También estaría él cegado por la felicidad que le daba ver la boda de su hijo? Después de un año lo entendí todo, justo después del parto de mi hijo. En ese momento, de repente, se abrió una fisura entre el continuo espacio-tiempo. Mi padre se tiró de lleno en ella, al parecer, para ganar tiempo, y después de escuchar la grabación que estás escuchando ahora, lo entendí todo. Ahora tienes dos opciones, o lanzar a tu hijo a la fisura, o lanzar a tu mujer, dejando la laguna temporal. Tú decides.
   En cuanto acabó la grabación, nuestro protagonista se quedó atónito. ¡Su padre había relatado la vida de su hijo como si la viviera él! Entonces, comprendió: ¡Se había casado y había tenido un hijo con su madre! Ahora, como estaban dos personas que eran las mismas en el mismo tiempo, la fisura estaba arrasando con todo. Solo podía hacer dos cosas, arrojar a su hijo (es decir, él de pequeño), a la fisura, para que no hubiera existido nunca y no haber tenido un hijo con su madre, y así salvar a la humanidad a cambio de su vida, o ser egoísta como su padre (o sea, él), y tirar a su mujer (madre), para que, técnicamente, no hubiera existido nunca, pero sí nuestro protagonista, y llevarse a su hijo (él), al futuro, creando así una paradoja temporal y atrapándose en un bucle temporal, en el que siempre sucede lo mismo. Y, al fin, se decidió. Se dirigió a su mujer y le dijo: "el destino no se puede cambiar", y se convirtió en el asesino de su madre, esa persona a la que había estado buscando tanto tiempo. Se llevó a su hijo al futuro e hizo lo mismo que hizo su padre con él. Fracasó en la misión, pero era inevitable. Estaba en un bucle temporal, solo podía hacer eso. ¿O no? Quizás, alguno de sus él consigue deshacer el bucle, porque, en realidad, el destino se puede cambiar, porque sí que está escrito, pero en arena. 

ÓSCAR BARREIRO [2ºB]

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