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sus ojos, recordó, viendo unos ojos claros detrás de unas gafas de
montura ligera, y a esa cara se le superpuso la del asesino de
Fátima, aunque no se parecían nada entre sí, igual que se
superponen dos juegos de facciones posibles en las laminas
transparentes cuando se intenta obtener un retrato robot. Vio con
toda claridad y detalle, como si estudiara una fotografía o un
cuadro, una cara joven, bien afeitada, con el mentón ancho, los
labios firmes, la mirada tranquila, los ojos inexpresivos y francos
tras los cristales de esas gafas que sin duda eran de marca, tenían
una montura dorada y muy fina que brillo un instante al sol. Pensó
con estupor, con inesperada tranquilidad, «así que esta era la cara
del que iba a ________», y en el interior de ese segundo que no
llegaba a terminar comprendió que la verdadera sensación de la
inminencia de la _______ solo puede conocerla quien está a punto de
_______, que ninguna otra sensación en la vida se le parece o la
anuncia: la calma, el asombro, la silenciosa detención del tiempo.
Antonio
Muñoz Molina, Plenilunio,
Alfaguara, Madrid, 1997.
&
Marc Quinn
Tomando como punto de partida el texto elabora un comentario crítico
sobre Plenilunio. Para ello
puedes destacar la forma del discurso (técnicas narrativas,
personajes, espacio, tiempo, estructura…) y la historia (temática).
[10 puntos]
-
Localiza el fragmento en el conjunto de la historia. Completa los huecos de las palabras clave desaparecidas y di por qué son imprescindibles para entender esta secuencia. Señala el gazapo, si lo hubiere, y di por qué es relevante para entender este fragmento.
-
Señala la significación del episodio para la caracterización de los personajes.
-
Polifonía (o multiperspectivismo), estilo, estructura, motivos temáticos recurrentes y técnicas narrativas en Plenilunio.
-
Relación entre las múltiples historias que contiene la novela. Temática de la novela.
***
Este fragmento de Plenilunio, novela
de Antonio Muñoz Molina, corresponde al último capítulo de
la novela justo cuando el etarra va a disparar al inspector.
Plenilunio cuenta la historia de un inspector que tras trasladarse a la
ciudad de su adolescencia ha de resolver el caso de asesinato de una niña violada. Puede
parecer que es una novela negra, en cambio, no lo es, ya que las
violaciones no son lo más importante de la novela sino su enfoque
moral. Trata diferentes temas, como la violencia, que se puede ver en
dos situaciones. La primera, son las violaciones de las niñas, que
son maltratadas por su agresor. La segunda, es sobre la vida pasada
del inspector, sobre su estancia en Bilbao y las amenazas etarras sufridas. En la violencia, también se expresa el sufrimiento de
las víctimas, tanto directamente, como pueden ser el caso del
inspector, de Fátima y de Paula, como indirectamente, como la mujer
del inspector, dado que esos años le han pasado factura (permanece ingresada en un centro psiquiátrico), o a las familias de las
víctimas. Un tema bastante relevante es la sociedad en la que viven,
en la que a nadie le interesa la vida de los demás, y esto hace que
el asesino, por ejemplo, pueda ir andando con las niñas tranquilamente por la
calle sin que nadie se alarme, o incluso entrar en un bar con la ropa
manchada de sangre y el camarero ni se inmute. Un tema secundario,
pero también importante es el amor. La relación amorosa que tiene
el inspector con Susana Grey, de la que surge otro tema: el papel
femenino de la novela. Susana Grey rompe todos los esquemas de esa
época llevando ella las riendas de la relación que tiene con el
inspector, y más adelante queriendo rehacer su vida.
Como bien se expuso antes, la novela, no es una novela negra, pero sí
que tiene algunas técnicas narrativas de esta, como puede ser el
suspense. Éste es utilizado para captar la atención del lector y
que siga leyendo por la intriga que produce esta técnica narrativa.
El autor utiliza la suspensión de la narración en ciertos
capítulos, como en el que el asesino va a secuestrar a Paula, el
capítulo concluye cuando este pulsa el botón de stop en el
ascensor. El lector tendrá que esperar un capítulo para enterarse
de lo que ocurrirá después. Esto mismo ocurre cuando Susana grey y
el inspector quedan en el hostal. También es muy utilizado la
técnica del contrapunto, que consiste en la yuxtaposición de
distintas tramas, como son las violaciones, el pasado del inspector,
el atentado que está siendo planeado para matarlo y su historia de
amor con Susana. Por eso, los capítulos están narrados desde el
punto de vista de un personaje con la técnica del
multiperspectivismo; incluso hay capítulos donde se narra desde la
perspectiva de dos personajes diferentes.
El narrador de Plenilunio es un narrador omnisciente en tercera
persona que cuenta la historia a través de los personajes. Al saber
todo de ellos, podemos conocer sus pensamientos y sus inquietudes. Y
muchas veces nos contará detalles que ninguno de los personajes sabe,
como el atentado que se está planeando en contra del inspector. A
veces le da voz a los personajes con monólogos o diálogos. Nunca da
su opinión acerca de nada, se mantiene neutral ante los hechos.
La estructura de esta obra es lineal con frecuentes flash-backs al pasado en los
que se nos muestra la vida anterior del inspector, de Susana grey o incluso del padre Orduña.
El espacio y el tiempo es algo que el narrador no nos deja muy claro.
Intuimos que la historia transcurre en un pueblo del sur de España
sin costa, en la época de los 90 por su referencias a El Silencio de
los corderos o al terrorismo etarra. La duración del tiempo interno de la novela ocupa aproximadamente unos meses.
Los personajes son caracterizados como grises, deprimidos y sin ganas
de vivir, todos con problemas pasados que no han sido capaces de
superar; el único personaje que lucha por superar su pasado es Susana Grey.
El inspector no tiene nombre, como el asesino; el narrador quiere que
los reconozcamos por sus actos. Tampoco está descrito con mucha
exactitud; sólo nos dice que es un hombre de mediana edad, con el
pelo blanco y que viste inadecuadamente para el lugar donde vive
ahora, ya que antes vivía en el País Vasco. Su vida allí fue muy dura: probablemente participó en acciones antiterroristas ilegales, se sintió constantemente amenazado; por ellos, se refugió en el alcohol y y visitó prostíbulos con
frecuencia. Con su mudanza al sur, dejó de beber y pasó a ser un
alma solitaria. Es muy minucioso en todo lo que hace, porque ha
aprendido a vivir con miedo. Al principio de la novela vemos que está
obsesionado con buscar los ojos del asesino, algo en lo que insistió el
padre Orduña. Al final de la novela, cuando lo van a matar, vemos su obsesión por encontrar los ojos del asesino.
El asesino tampoco tiene nombre, y gracias a la investigación del
asesinato de Fátima, Ferreras nos da detalles de su aspecto: es
joven, tiene el pelo rizo y tiene un trabajo manual. Gracias al
narrador y los monólogos interiores que tiene el asesino sabemos que
tiene inseguridad por el tamaño de su miembro viril y sus
problemas de erección. También nos muestra su fracaso familiar y el
poco aprecio que siente hacia sus padres, ya que siempre los llama
viejos y desea que se mueran. Siente que la Luna lo impulsa a actuar con violencia: las dos violaciones ocurren cuando hay luna llena, por ello, es fácil suponer que del papel tan importante de la luna en la novela procede el título.
Carmela Vázquez González
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