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lunes, 2 de noviembre de 2015

COMENTARIO CRÍTICO, José Ernesto Ayala-Dip


   Es raro el día que no me cruzo con turistas. No bien atravieso el portal de mi casa, esa gente que viaja por placer, según nos enseña el María Moliner que es un turista, me encuentro con ellos. Los veo en frente de mi domicilio, deslumbrados por el skyline de Barcelona. Se sientan en unos bancos diseñados para hacerles más próximos la línea del horizonte, como si pudieran tocarlo. O como si pudieran beberse el mar que divisan. También es raro el día en que no me preguntan algo. Dado que mi vivienda está en el trayecto que tienen que hacer para llegar al Parc Güell, se me acercan con sus planos desplegados. Algo desorientados me preguntan por el camino exacto que los lleve hasta Gaudí. A veces me da por pensar que lo hacen, no tanto por mi asesoramiento callejero, como por ganas de hablar con algún lugareño. Trato de ser escueto y eficaz en mis referencias, pero cuando los veo que se me quedan mirando como si lamentaran que todo acabe ahí, es cuando les pregunto de dónde vienen. Unos son de Bremen. Otros de Kioto. No faltan de Buenos Aires. 

 JOSÉ ERNESTO AYALA-DIP, El País, 7 de enero de 2015.

   Las grandes ciudades están siempre atestadas de turistas, en busca de los monumentos más espectaculares para fotografiarlos, o simplemente para disfrutar de la vista y del ambiente que los rodea. Lugares como Londres o París nunca gozarán de un ambiente tranquilo, bien alejado del ruido de los coches, del constante ir y venir de gente, y de todos los agobios que vienen de la mano cuando hablamos de determinadas capitales. El día en el que ya no se vea a turistas subidos en el London Eye, o yendo a la Torre Eiffel de noche después haber admirado todas las obras de arte del Louvre, ese día, esas capitales no serán lo que eran. Lo mismo ocurriría con Barcelona.
   Al fin y al cabo, aquellas personas forman parte de la ciudades, aunque sea solo por unos días, ya que le aportan vida, diversidad étnica... El hecho de ir caminando por la calle y ver a gente de distintas nacionalidades, con culturas completamente diferentes, significa que esa capital ha conseguido atraer y juntar gente de todos los recovecos del mundo; es algo que la caracteriza y enriquece, así como a todos aquellos que viven en ella.
   Si se intenta acabar o disminuir ese vaivén de turistas, lo que se conseguirá será arrancarle a la ciudad una pequeña parte de su singularidad con la que ellos mismos la han dotado, extirpar una pieza de todo el entramado que conforma su encanto ciudad, y con ello, su personalidad. Es decir, lo que ha conseguido reunir a tantas personas en un mismo lugar.

Helena Fernández Vales

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  En España, el turismo realiza un papel importante en la economía, sobre todo en aquellas ciudades de tan grande atracción turística, como es el caso de Barcelona, Madrid, Sevilla, Santiago de Compostela, Mallorca o las Islas Canarias.
  Se podría decir que nuestro país es uno de los más importantes a nivel internacional hablando de turismo. Sus playas, sus catedrales sus parques o museos, no importa por qué gente de tantas partes del mundo decide visitar este país durante sus vacaciones, la cuestión está en por qué la gente residente en estas ciudades se queja de la que podría ser para ellos “excesiva” cantidad de turistas. Una pregunta bastante absurda teniendo en cuenta que gran parte de estas personas obtienen dinero y beneficios, precisamente, de esta gente. La mayoría de los trabajos en España están dedicados al sector servicios, y dentro de esta gran parte de servicios, obviamente, están los destinados y usados por los turistas. En otras palabras, sin esa cantidad “excesiva” de gente de otras partes del mundo, la mitad de la población en España se quedaría en la calle sin trabajo: conductores de medios de transporte, trabajadores en oficinas de turismo o agencias de viajes, guías turísticas,  empleados de hoteles y restaurantes.
   España vive del turismo, de esos desconocidos que según mucha cantidad de gente “robaron el espacio y lo ensuciaron”, de ese montón de gente es de la que la mayoría de la población en España obtiene un sueldo, y en ningún momento debería ser contestada por tal xenofobia.

Lucía Corral

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   El turismo tiene un papel muy importante en la actividad económica de cada país: genera empleo, desarrolla pequeñas localidades y otorga diferenciación a cada destino.
   Aún siendo conocedores de todas sus ventajas, a gran parte de la sociedad sigue sin agradarles ver turistas por las calles. Atribuyen su enojo a aspectos discutibles, como la suciedad o las aglomeraciones.
   La realidad es que, en pleno siglo XXI, mucha gente sigue llena de prejuicios hacia estos viajeros.
   Puede que sea más cómodo viajar por las calles vacías, sin tener que detenerse a sacar una foto o a indicar una dirección. Pero la comodidad, no es un argumento congruente para ir en contra de los turistas, como podrían ser los impactos ambientales que pueden llegar a generarse.
   Esos que no hacen más que calificar equívocamente a personas que viajan por placer, para culturizarse o simplemente para relajarse; deberían de pararse a pensar en que igual lo que les rodea es más interesante y curioso de lo que consideraban. De esta forma, puede que se den cuenta de que esas muchedumbres no sólo aportan ruido a las calles, sino que les dan vida a estas y a cada lugar de este mundo.

Ángela Novo García
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   Los ciudadanos que tienen mentalidad xenófoba se están quejando de lo inaceptable.
   El hecho de que haya tanto turista por las calles de Barcelona, muestra el valor de esta ciudad como fuente de ingresos en la economía del país. Ellos al llegar aquí gastan, y a través de esos gastos se generan puestos de trabajo que tanto hacen falta en estos tiempos. Por eso mismo, rechazar o poner pegas a la afluencia de turistas conllevaría a un descenso económico notable en Cataluña. En esta época, aparte del motivo anterior, no podemos tener una mentalidad conservadora, porque desde el proceso de globalización el ser humano está destinado a viajar ya sea como en este caso de turista o con otros intereses.
   La ciudad perdería popularidad y dejaría de despertar interés exterior si se actuaría con esa mentalidad perjudicial. La opinión de que a algunos ciudadanos les pueda molestar toparse con tanto extranjero o que tengan miedo a si se ensucia es respetable, pero carece de argumentos de peso para poner en práctica dicha mentalidad, ya que Barcelona se caracteriza por ser una ciudad limpia. La sociedad catalana debería plantearse seriamente las acciones que está realizando porque, en vez de ayudar a sus habitantes, los perjudica.
   Es evidente que con la promoción de la mentalidad xenofóbica se perjudica el bienestar social. 

Bogdan Pasca
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   Uno de los asuntos que más incomoda a la población que vive en el centro de las ciudades importantes, es el alto nivel de turismo que existe en ellas. Los habitantes de Barcelona, entre otros muchos lugares, consideran que el número de personas que visitan esta zona a diario es exagerado y molesto.
   De lo que no son conscientes los ciudadanos que presentan sus protestas, es de que todos esos extranjeros que se encuentran día a día en las puertas de sus casas, son los mismos que favorecen a la economía del país. Todas esas personas que visitan por ejemplo el Parc Güell, lo hacen porque quieren disfrutar admirándolo, por lo que el tipo de turismo al que se refiere este barcelonés es turismo cultural. Estas personas que no están de acuerdo con encontrarse esas aglomeraciones de gente, deberían estar orgullosas de ello, ya que viven en una ciudad con cultura y novedades que atraen a gente de muchos lugares del mundo. Además, si a dichas personas no les gusta ese tipo de ambiente, tener una vivienda cerca del skyline, no es muy adecuado, pero deberían haber sido conscientes de ello antes de comprarla.
   Por lo tanto, todo turista tiene derecho a visitar cualquier zona que se le antoje, y, si a los ciudadanos les molesta, deberían reflexionar sobre el dinero que invierten todos esos extranjeros en la ciudad.

Paula Baroso Cortizas
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   El turismo en Barcelona es muy numeroso, lo cual aporta grandes ingresos a esta ciudad y genera muchos puestos de empleo.
   Es absurdo que se pretenda modificar el modelo turístico de la ciudad cuando no suelen exisJAVIER VILLAVERDE, SARA COUCEIRO, CARMEN VALIÑO, ÁLEX SANTISO, ANA GOLPEtir problemas de gran importancia entre ciudadanos y turistas, sobre todo cuando una gran parte de la población vive de este sector. Además, Barcelona es una ciudad igual de atrayente para los turistas como para los ciudadanos que en ella habitan.
   En lugar de modificar el modelo turístico de las ciudades podría crearse un turismo de mayor calidad mediante pequeñas acciones: educando al turista para que respete los espacios públicos, garantizando suficiente transporte público para todos o apoyando al pequeño comercio relacionado con el turismo.

Alejandro Vázquez Fachal

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   El turismo es una actividad muy frecuente en las grandes ciudades históricas, como es el caso de Barcelona, donde a pesar de las amplias plazoletas y calles, ven su espacio reducido debido a la gran conglomeración de gente que en periodos vacacionales se pueda llegar a alcanzar.
   Es totalmente comprensible que este continuo tránsito de extranjeros no sea del agrado de todos. Pocas personas pueden disfrutar de varias semanas no laborables y eso explica su falta de paciencia ante preguntas que esperan un guía que les señale monumentos, museos, sellos propios de su ciudad natal y que, quizás, por motivos diversos ni ellos mismos han tenido oportunidad de visitar. Se debe sumar a esto el estrés que conlleva un movimiento tan frenético como el que siguen ciudades tan multitudinarias como estas y, por tanto, el ansia de tranquilidad por parte de sus habitantes.
   No obstante, es incuestionable, que el sector turístico proporciona una gran suma de dinero y su buena organización desembocaría en un gran acierto. Además, nadie puede negar sinceramente haber viajado alguna vez, ya sea al continente o al pueblo de al lado, siendo esta una libertad que se debe respetar.
  Así pues, la solución puede que se encuentre en algo tan simple como la aceptación y el fomento de la empatía en aquellas ciudades que se hayan sentido "invadidas" alguna vez.

Alba Rodríguez Boutureira

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   En los últimos años el turismo de masas ha aumentado considerablemente. Nos encontramos turistas por todas partes y es habitual que nos pregunten cómo llegar a algún lugar. La mayoría de ellos viajan con el objetivo de conocer nuevas culturas y visitar diferentes lugares del mundo; otros, en cambio, vienen con el objetivo de emborracharse e ir de fiesta, lo que provoca las protestas de muchos vecinos por el exceso de ruido.
   El turismo beneficia a la economía, pero se deberían establecer unas normas para que no afectase a la vida cotidiana del resto de las personas.
   También se debería controlar la llegada masiva de turistas para que no colapsen las ciudades y así sus habitantes no se sentirán invadidos ni pensarán que les están robando su espacio.

Lorena Saya

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   Aquel que se disponga a renegar del turismo por miedo a perder la identidad nacional ha de saber que ya es tarde para hacerlo. Y aunque sólo quiera descongestionar la pésima infraestructura del país, de nuevo, ya es tarde.
   No sólo es tarde porque vivamos en un mundo conectado donde los países desarrollados tienen todos una cultura similar, diferenciándose solamente en el pasado histórico y en anecdóticas idiosincrasias; sino porque "está feo" cerrar las puertas en las narices de los turistas (pues los turistas son todavía personas) que desean conocer esas pocas diferencias de primera mano a santo de que logran saturar el sistema turístico.
   Que aquel que reniegue del turismo se convierta en lo que más odie (a ser posible en temporada estival) para así equilibrar el ecosistema turístico internacional.

Amador Torre

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   Es habitual escuchar críticas hacia los turistas. Se les suele acusar de invadir las ciudades y no respetarlas deteriorándolas, por lo que se exige su desalojo.
   El turismo es una de las grandes fuentes de ingresos en España y en una situación como la que se vive actualmente, se debería hacer todo lo posible por incrementar la economía. Con el turismo, no sólo se consiguen unos mayores beneficios, sino que debido a una mayor demanda de servicios, se crean nuevos puestos de trabajo, algo fundamental para combatir el desempleo.
   El deterioro del mobiliario urbano, intenta ocultar unos claros prejuicios hacia los turistas. Hay que tener en cuenta que hay un gran número de personas españolas que no respetan los espacios públicos, ya sea arrojando basura o cometiendo actos vandálicos.
   No hay duda de que los turistas son un blanco fácil al que atacar para intentar ocultar errores propios, pero en una ciudad sin turismo la situación no mejoraría. Habría mucho más espacio pero surgirían otros temas que criticar y otras personas a las que culpar.
   Hay que dejar atrás la xenofobia. El turismo no tiene ningún factor que afecte negativamente, sino todo lo contrario, por lo que habría que volcarse en esta actividad, clave para hacer resurgir el país.

Javier Villaverde Basteiro

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   En la actualidad, los residentes de algunas de las ciudades más visitadas del mundo han manifestado su descontento al no poder llevar una vida normal debido al turismo.
   Ha de tenerse en cuenta que hay muchos tipos de turismo. Hablando del ya famoso "turismo de borrachera" es lógica la postura de la sociedad, pero si nos referimos al turismo cultural la cosa cambia, puesto que no causa ningún daño o desperfecto.
   Además este tipo de turismo deja grandes sumas de dinero allá adonde va beneficiando a los comercios, hoteles, transportes... de las zonas visitadas. Estos visitantes no han robado el sitio a nadie y cada cual es libre de vivir donde quiera o pueda por lo que si una persona goza del poderío económico para vivir en la Gran Vía también podrá permitirse vivir en las afueras.
   Conviene aprender a ver el turismo desde un punto de vista más globalizado y sacar provecho de esta actividad. También se deberían promocionar lugares menos conocidos que los típicos pero que gozan igualmente de encanto.

Sara Couceiro Torres
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   En 2014, España se encontraba en el podium de los países más visitados del mundo, solo superado por Francia y Estados Unidos. Podemos ver que nuestro país está lleno de turistas (un claro ejemplo es Santiago de Compostela). Esto no supuso ningún problema hasta ahora, momento en el que parece que existe gente a la que no le interesa ver su ciudad repleta de turistas.
   Cierto es que hay diferentes tipos de turismo que dan mala imagen a España. Un claro ejemplo es el "turismo de borrachera" que podemos encontrar en Magaluz, Salou... que solo trae a adolescentes con intención de emborracharse y causar destrozos y malestar en el pueblo.
   Por otra parte, el turismo en España genera muchos ingresos que son necesarios y proporciona muchos puestos de trabajo a gente en paro. Además, el hecho de que haya turistas de todas partes del mundo ayuda a tener un cierto respeto y tolerancia entre gente de otras culturas.
   Puede ser que haya gente que lo que busque sea "limpiar" sus calles de turistas y que puedan disfrutar de los monumentos y plazas por los que ya han pasado mil veces, pero ahora sin escuchar los flashes de las cámaras y los comentarios de lo bonito que es ese lugar típico para los extranjeros que deciden pasar unos días por nuestro país. A cambio, esto traería la pérdida de más del 10% del PIB de España y más problemas económicos y sociales que, la verdad, no dejarían indiferente al pueblo español.

Carmen Valiño

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   El turismo es una de las principales fuentes de ingreso de un país que, por desgracia, no sabe explotar adecuadamente sus recursos naturales como debería.
   El capital tiene que entrar al estado por algún lugar y es en forma de turismo; a estos, les gusta disfrutar de los espacios que visitan, al igual que a los españoles les gusta visitar lugares emblemáticos de otras naciones.
   El caso de la ciudad de Barcelona no se puede equiparar al de, por ejemplo, la playa de As Catedrais, a la que hay que restringir el acceso por ser un fenómeno de la naturaleza que su admiración abusiva puede llegar a deteriorar sin posibilidad alguna de arreglo.
   Una ciudad es un bien público. Sus gentes, y turistas, pagan unos impuestos para que tenga un mantenimiento óptimo y adecuado, permitiendo así el disfrute total de todos los que por ella pasan.

Álex Santiso

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   La llegada de turistas hoy en día es algo beneficioso para cualquier ciudad. Una razón es que invierten en muchos negocios como bares, restaurantes, comercios... El aumento del turismo por lo tanto es un factor muy importante en la economía de un país.
   Llegan a una ciudad para conocerla, saber de ella; sus costumbres, su historia, comidas típicas, no para ensuciar las calles ni robar el espacio a sus habitantes. Si viajan es para disfrutarlo.
   Muchas veces se critica sin saber ni pensar detenidamente que lo más seguro es que los propios habitantes de un lugar son los que menos cuidado tienen para su bienestar, preocupándose primeramente por quien no debe.
   Aprender a aceptar, conocer y enseñar a nuevas personas aquello de lo que nosotros debemos de estar orgullosos, que es el lugar donde vivimos, es mucho más satisfactorio.

Ana Golpe Pedreira

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