OPCIÓN B
En
todos los patios de colegio han existido siempre los matones. En ninguno ha
faltado el truhán que, amparado en su corpulencia o en su falta de escrúpulos,
acosaba al compañero más vulnerable, le inventaba un apodo o ingeniaba una
broma pesada con que humillarlo. Su diversión favorita, más que los deportes o
los juegos, era encontrar una víctima propiciatoria sobre quien lanzar
sus burlas y ejercer su despotismo, a quien poner la zancadilla o arrinconar
para quitarle el bocadillo o el dinero bajo amenazas y chantajes.
Por las noticias que siguen apareciendo a diario en la prensa —en España y fuera de España—, la situación no ha variado mucho. Cualquier excusa es buena para el acoso: que alguien use gafas o lleve aparato en los dientes, que sufra acné o calce un número muy grande de zapatos. Pero sobre todo se ejerce sobre quien tiene algún defecto físico o es diferente al grupo, sobre el chico o la chica gordito o flaco, sobre el torpe deportivamente, sobre el homosexual o sobre quien tiene otro acento al hablar u otro tono de piel.
El acoso es tan viejo, tan conocido, y es tan nítido su significado que no resulta necesario aplicarle el neologismo bullying. Y aunque se trate de un asunto de niños, no es un problema pequeño ni para tomar a broma: el miedo y la angustia también caminan en pantalón corto.
El matón es un tipo que pretende aumentar su valoración en el Dow-Jones escolar subiéndose sobre los hombros de aquellos a quienes quiere convertir en bonos basura. Pero, con todo, su principal arma no está en sus músculos ni en su crueldad, sino en su pertenencia a un grupo que en esas ocasiones se convierte en manada.
Frente a ellos tiembla la figura del acosado: el chico o la chica que, mientras todos sus compañeros están deseando que terminen las clases para salir al patio, terne que empiece el recreo, porque esos minutos que debían ser de descanso son un periodo de ansiedad y de pánico. Para él, el patio es un patíbulo. Mientras los otros juegan, gritan y saltan satisfechos, él aspira a esconderse en su camisa y pasar desapercibido, anónimo, a que nadie se fije en sus andares, porque cualquier cosa que haga es un detonante para las cargas de caballería: si saca buenas notas, porque despierta la envidia de los acosadores; si suspende, porque es tildado de torpe. Si viste de marca, porque es una pija; si viste de trapillo, porque es una choni. En una situación así, su fracaso escolar está servido, pues no sabe de qué sirve ir al colegio si solo es para recibir humillaciones.
Por las noticias que siguen apareciendo a diario en la prensa —en España y fuera de España—, la situación no ha variado mucho. Cualquier excusa es buena para el acoso: que alguien use gafas o lleve aparato en los dientes, que sufra acné o calce un número muy grande de zapatos. Pero sobre todo se ejerce sobre quien tiene algún defecto físico o es diferente al grupo, sobre el chico o la chica gordito o flaco, sobre el torpe deportivamente, sobre el homosexual o sobre quien tiene otro acento al hablar u otro tono de piel.
El acoso es tan viejo, tan conocido, y es tan nítido su significado que no resulta necesario aplicarle el neologismo bullying. Y aunque se trate de un asunto de niños, no es un problema pequeño ni para tomar a broma: el miedo y la angustia también caminan en pantalón corto.
El matón es un tipo que pretende aumentar su valoración en el Dow-Jones escolar subiéndose sobre los hombros de aquellos a quienes quiere convertir en bonos basura. Pero, con todo, su principal arma no está en sus músculos ni en su crueldad, sino en su pertenencia a un grupo que en esas ocasiones se convierte en manada.
Frente a ellos tiembla la figura del acosado: el chico o la chica que, mientras todos sus compañeros están deseando que terminen las clases para salir al patio, terne que empiece el recreo, porque esos minutos que debían ser de descanso son un periodo de ansiedad y de pánico. Para él, el patio es un patíbulo. Mientras los otros juegan, gritan y saltan satisfechos, él aspira a esconderse en su camisa y pasar desapercibido, anónimo, a que nadie se fije en sus andares, porque cualquier cosa que haga es un detonante para las cargas de caballería: si saca buenas notas, porque despierta la envidia de los acosadores; si suspende, porque es tildado de torpe. Si viste de marca, porque es una pija; si viste de trapillo, porque es una choni. En una situación así, su fracaso escolar está servido, pues no sabe de qué sirve ir al colegio si solo es para recibir humillaciones.
(Eugenio Fuentes, El País, 17 de septiembre de
2013, adaptación)
CUESTIONES
PRIMERA PARTE [2,5 PUNTOS]
PRIMERA PARTE [2,5 PUNTOS]
1. Explica el significado de las siguientes palabras o expresiones destacadas en el texto: escrúpulos, víctima propiciatoria, despotismo, nítido, detonante. [1,0 puntos]
2. Resume el contenido del texto; hazlo entre 5 y 10 líneas. Si lo prefieres, puedes optar por elaborar un esquema ordenado que ponga de relieve las ideas principales. [1, 5 puntos]
SEGUNDA PARTE [1,5 PUNTOS]
3. Redacta un comentario critico sobre el texto, manifestando tu acuerdo o desacuerdo con las ideas contenidas en él. Recuerda que debes elaborar un texto propio, argumentativo, bien organizado, redactado con corrección y adecuación.
TERCERA PARTE: CONTESTA A LAS DOS PREGUNTAS SIGUIENTES: [2, 0 PUNTOS]
4. En el fragmento subrayado en el texto, señala los pronombres e indica su clase, función y referente [1, 0 puntos]
5. Muestra, con ejemplos (al menos uno de cada), la diferencia de uso entre las siguientes parejas homónimas: asimismo / a sí mismo; entorno / en torno; sinfin / sin fin; demás / de más. [1, 0 puntos]
5. Muestra, con ejemplos (al menos uno de cada), la diferencia de uso entre las siguientes parejas homónimas: asimismo / a sí mismo; entorno / en torno; sinfin / sin fin; demás / de más. [1, 0 puntos]
CUARTA PARTE [4 PUNTOS]
6. Explica el tema de este fragmento en relación con la obra a la que pertenece: [1,0 puntos]
ASEL.— Poco importan nuestros casos particulares. Ya te acordarás del tuyo, pero eso es lo de menos. Vivimos en un mundo civilizado al que le sigue pareciendo el más embriagador deporte la viejísima práctica de las matanzas. Te degüellan por combatir la injusticia establecida, por pertenecer a una raza destacada; acaban contigo por hambre si eres prisionero de guerra o te fusilan por supuestos intentos de sublevación [...] (La Fundación)
7. Tiempo y espacio en Plenilunio. [1, 0 puntos]
8. ¿A qué autores y a qué géneros literarios pertenecen las siguientes obras? a) La casa de Bernarda Alba; b) Fortunata y Jacinta; c) En las orillas del Sar; d) Azul; e) Los Pazos de Ulloa. [1, 0 puntos]
9. Las trayectorias poéticas de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. (1.0 puntos)
9. Las trayectorias poéticas de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. (1.0 puntos)
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