Hace unos años que no salgo de casa por miedo a que se rían de mi aspecto. Acné en la frente, brazos y manos; nariz arqueada y orejas como Dumbo. Para colmo me faltan dos dientes, piernas cortas y atuendo vulgar. No veo la tele, ni escucho la radio, tengo las persianas cerradas y me he deshecho de todos los espejos. Un pequeño rayo de sol se coló por la ventana y me incitó a soñar. Pensé que hoy sería el típico día de primavera en el que los pájaros pían más fuerte que nunca, los árboles se vuelven más verdes y hay más niñas saltando a la comba. Entonces abrí la puerta y salí. Nada era como imaginaba. Ni pájaros, ni árboles, ni niños. El paisaje era desolador. Edificios derrumbados, bombas, sangre, vidas que se acaban. Las aceras teñidas de dolor y sufrimiento. Volví corriendo a mi casa, atónito, al ver lo que sucedía. Encendí la tele, vi y escuché las noticias. Violencia de género, corrupción, terroristas, crisis...No daba crédito. Todo este tiempo me había obsesionado con que no había nada más horrible que yo, sin darme cuenta de que estaba delante de mí "El Propio Mundo"
Antía Soto López [2º ESO D]
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