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lunes, 12 de octubre de 2020

DEFINICIÓN DE LITERATURA


 

DEFINICIÓN DE LITERATURA

Si a una persona se le encomienda la tarea de buscar literatura, lo esperable es que no pierda mucho tiempo en entrar en una librería.

Es frecuente pensar que la literatura sólo está contenida en los libros, cuando, la literatura conoce, en la actualidad (y siempre ha conocido), múltiples soportes: los muros pintados desde 1996 por Acción Poética, los guiones radiofónicos, de películas o series de Televisión, canciones (rap, hip hop, rock...), periódicos, discursos o, incluso, algunas conversaciones en las que los interlocutores privilegien la belleza del lenguaje.

Además, conviene recordar que la literatura es anterior a la aparición de la imprenta e incluso a la escritura, como evidencia el hecho de que los pueblos ágrafos atesoren —también nuestros antepasados analfabetos— repertorios de canciones, relatos, leyendas u oraciones.

En suma, podemos afirmar que la literatura existe desde tiempos inmemoriales, desde el momento en el uso del lenguaje, tal vez litúrgico, pesó más que el contenido del mensaje, la forma, bella y memorable, que adoptaban las palabas.

¿Qué define a la literatura?
La literatura es un arte verbal sometido a un mutante canon de belleza.

Esta medida varía por diversos motivos: el tiempo, el espacio y el factor social (individuo frente a sociedad).

Si reparamos en el paso del tiempo, es fácil advertir que antaño merecían la consideración de literatura formas como las hagiografías (biografías de santos) o libros de oraciones, que no gozarán ahora de esa sanción en un mundo que, aunque judeocristiano, propende al agnosticismo y al ateísmo.
También es evidente que ahora consideramos literatura, manifestaciones estéticas que no existían en el pasado (cine, videoclip, novela gráfica, videojuego...) o que no merecían esa consideración cultural.
Siempre existieron formas narrativas hiperbreves, pero será a principios del siglo XXI cuando el microrrelato adquiera estatuto de cuarto género narrativo. También siempre la literatura ha abierto la puerta al erotismo, pero solo a partir de los años 60 del siglo XX (Henry Miller, Anaïs Nin, D.H. Lawrence...) obtiene el respeto del que goza en la actualidad la novela erótica, que, junto a la novela negra, ya no son consideradas manifestaciones degradadas de cultura popular, pues, desde la posmodernidad —principios de los años 80 del siglo XX— ya no existe semejante frontera entre cultura de élite y cultura popular, como demuestran las producciones cinematográficas de Quentin Tarantino, Umberto Eco, o la elevadísima calidad literaria de las series de televisión como la shakespeariana Breaking Bad, Chernobil o La casa de papel. Las buenas series de televisión son tal vez otra gran aportación del siglo XXI a un canon que ya se había visto ampliado cuando una de las entidades prescriptoras de mayor prestigio internacional, la sueca Fundación Nobel, concedió en 2015 el Nobel de Literatura a la periodista bielorrusa  Svetlana Alexiévich y un año después al cantante Bob Dylan.
Ambos autores no habían publicado libros.

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