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lunes, 15 de abril de 2013

EL VERSO Y LA RIMA, Rosalía Doporto


EL VERSO Y LA RIMA

  El verso es un conjunto de sílabas (grupo frástico) artificial que tiene como finalidad la belleza. Los versos pueden ser de arte menor (hasta ocho sílabas) o de arte mayor (más de ocho sílabas).
  El verso romance es un verso menor (de menor artificio: el más natural para lengua española).
  Cuando hablamos, en español, lo hacemos mediante grupos octosilábicos o combinaciones de grupos octosilábicos; por eso el verso de ocho sílabas es el que establece la diferencia entre arte menor y arte mayor (de mayor artificio, mayor dificultad).
  A la hora de contar las sílabas de un verso tenemos que tener en cuenta que: el hecho de que la mayoría de las palabras son llanas en español, nos lleva a buscar un patrón regulador; y que los poetas se puede ayudar de “licencias poéticas”, como la sinalefa.
  La rima puede se: consonante, es una rima perfecta por lo tanto más artificial; o asonante, es una rima imperfecta, por lo tanto más natural.
  El verso y la rima le aportan al poema una estructura exterior muy evidente a la que los poetas han de llenar de contenidos.
  A comienzos del siglo XX los poetas han buscado estructuras exteriores menos evidentes. De esta manera, han practicado el “verso libre (una poesía en lo que lo importante es el ritmo interior del poema conseguido mediante otro conjunto de repeticiones) y el poema en prosa” un tipo de composición aparentemente antipoética.

Rosalía Doporto

OLLOS NOS LIBROS


   Me gustó el libro porque nos cuenta la historia de un joven que debe trasladarse a un nuevo centro de estudios que, la verdad, resulta un tanto extraño. Se lo recomiendo a las personas a las que les apasione la aventura y la investigación. Muchos de los sucesos que ocurren a lo largo de la obra están relacionadas con este tema.

TERESA BROSETA, Solo ocho semanas, Algar.

viernes, 12 de abril de 2013

UN DÍA DE LLUVIA, Sara Vicos



UN DÍA DE LLUVIA

   Era una tarde de otoño. Llovía. Odiaba esos días en los que no podías hacer nada más que quedarte en casa viendo cualquier película que estuvieran repitiendo por décima vez. Ya no lo soportaba. Me puse las botas, cogí el chubasquero y ya me disponía a salir cuando de repente escuche un grito:
   -¿A dónde te crees que vas con la que está cayendo?
   No quería responder. No sabía qué responder. No iba a ninguna parte en concreto. O quizás sí. A lo mejor inconscientemente tenía tantas ganas de salir únicamente para pasar por allí, para descubrir simplemente si él estaba allí, trabajando en la cafetería como hacía todas las tardes de domingo para ayudar a su padre. Obviamente ese deseo no era la respuesta que debía darle a mi madre. Así que sin más remedio acepté mi derrota y le respondí decepcionada:
   -A ninguna parte, mamá.
   Me resigné y después de quitarme el chubasquero me fui a mi habitación. Me puse el pijama, pues sabía que no iba a salir más de casa. Encendí el ordenador portátil que ya se encontraba en mi habitación como de costumbre, y me puse a jugar. Me pasé toda la tarde así, jugando a diversos demos gratis con la decepción que me pesaba en el corazón. Inexplicablemente me sentía verdaderamente mal por no poder cumplir mis deseos de verlo. Pero era imposible así que resignada seguí jugando.
   Al día siguiente, sobre las doce de la mañana salí a dar un paseo de paso que hacía los recados. Cuando pasé por delante del ambulatorio me lo encontré y me paré a hablar con él. Iba para urgencias, tenía gripe y ayer no había ido a trabajar. Al fin y al cabo menos mal que mi madre me paró los pies y no salí a verlo en medio de la tormenta, porque iba a llegar a casa aún más decepcionada y aún encima empapada.

Sara Vicos

jueves, 11 de abril de 2013

LA FUNCIÓN SUJETO



SUJETO



El SUJETO es una función primaria que se puede caracterizar como argumento externo exigido por las desinencias personales del verbo que desempeña la función PREDICADO. Es necesario advertir que: 1º) las formas no personales del verbo —infinitivo, gerundio y participio— (aunque pueden desempeñar la función PREDICADO) y 2º) ciertos verbos (verbos meteorológicos —tronar, llover, nevar…—, formas impersonales —por ejemplo, del verbo haber—) excluyen la función SUJETO.


Definiciones no adecuadas de sujeto.


Con frecuencia se ha definido y se sigue definiendo el SUJETO como “la persona o cosa que realiza la acción del verbo”. Esta definición, que apunta más a un sujeto lógico que gra­matical, no es adecuada por las razones siguientes:
  • Según esta definición, no habría SUJETO en oraciones cuyo verbo no fuera de acción, como ser, estar, parecer, etc. 
  • Con muchos verbos y también en las estructuras pasivas, el SUJETO no es la persona o cosa que realiza la acción del verbo sino la persona que la padece o sufre. Ejemplos:

Pedro murió en accidente. Un ladrón fue detenido por la policía.
        SUJETO                                SUJETO

Dicha definición vale para la noción de agente, que es fun­ción semántica, frente a la noción de SUJETO, que es función sintáctica.
Por ello, no es adecuado intentar detectar el SUJETO de una oración preguntando al verbo sólo ¿quién? ya que los SUJETOS de cosa responden a la pregunta ¿qué? Ejemplo:

Cayó una piedra del tejado. ¿Qué cayó del tejado?
           SUJETO                           SUJETO

Con la pregunta ¿quién? obtenemos sólo la función semán­tica actor (que cubre las nociones de agente y paciente).
Por otra parte, definir el sujeto sólo como “la persona o cosa de la cual se dice algo” puede apuntar al tópico o tema pero no al sujeto gramatical. Con esta definición se confundiría la función sintáctica de sujeto con la función informativa de tema o tópico. En efecto, en las dos oraciones siguientes hay el mismo tema pero distintos sujetos:

El fútbol me aburre. El fútbol lo aborrezco
   SUJETO y tema              CD y tema


  • La concordancia del sujeto con el verbo

El sujeto de una oración es todo elemento (sustantivo, pronom­bre, grupo nominal, oración) que concuerda con el verbo del predicado en número y persona. Ejemplos:

Me gusta tu camisa. Me gustan tus camisas
            SUJETO                      SUJETO
 
Para detectar qué componente oracional desempeña la función SUJETO, hay que cambiar de número el verbo personal NÚCLEO de la frase verbal que cumple la función de PREDICADO (si está en singular, se pasa a plural; y si esta en plural, a sin­gular); y, si es preciso, se cambia también el verbo de per­sona.
Si al proceder de esta manera, el verbo se ve afectado en el número y, en su caso, en la persona, es que los dos com­ponentes concuerdan, no sólo coinciden. Ejemplo:

La pelota la tiró el niño. // Las pelotas las tiró el niño.

En este caso, las frases nominales la pelota y el niño están en singular y en tercera persona al igual que el verbo tiró. Pero sólo el niño concuerda con el verbo:

La pelota la tiraron los niños al jardín.

Si el componente que funciona como sujeto no se puede cambiar de número porque no admite plural (por ejemplo, las oraciones), es conveniente sustituirlo por algún pronombre para poderlo convertir en plural. Si se trata de pronombres neutros (esto, eso, aquello...), la conversión a plural se ha de realizar con el grupo nominal equivalente estas cosas (esas, aquellas cosas...). Ejemplo:


Me preocupa que no comas  //    Me preocupa eso.
                       SUJETO                                   SUJETO

Me preocupa(n) esas cosas.
                                                         SUJETO

miércoles, 10 de abril de 2013

[EXISTEN MUCHOS TÓPICOS...], Sandra Pardo



  Existen muchos tópicos sobre este momento, unos dicen que ves pasar toda tu vida en cuestión de segundos como si de una película se tratara. Otros sin embargo,  dicen que simplemente no piensas en nada pero, se equivocan. Cuando estás cayendo y sientes como el viento choca contra tu piel no puedes evitar pensar en todo, en todo lo que has hecho mal y lo que has hecho bien,  en lo que podrías haber evitado y sobre todo en los hechos por los cuales te encuentras en esa situación.
   Piensas en los niños que te estarán esperando en casa, esa casa que pronto ya no tendrán por culpa del banco, piensas en tu familia, en aquella familia que pasarán días llorando por ti aunque en realidad nunca te han conocido de verdad y nunca les has preocupado, pero sobre todo piensas en los demás, los que no conoces, los que opinarán sobre ti cuando horas más tarde salgas en algún medio de comunicación.
    Algunos sentirán lástima, otros; desprecio y otros, indiferencia. Ellos piensan que hay que ser muy cobarde para rendirse sin luchar, pero yo pienso  que hay que ser muy valiente para decidir por ti mismo cuando todo terminó, y no dejar que la vida te valla consumiendo como se consume una vela en una noche oscura. Yo me siento orgulloso por no ser como ellos, no auto engañarme todos los días con una estúpida sonrisa y fingir que todo va bien, por no ser un muñeco de lego  al que puedan manipular.
   Ellos piensan que está mal desperdiciar una vida cuando hay tantas personas en el mundo luchando por levantarse cada día pero lo que ellos no saben es que mi vida terminó hace mucho tiempo, justo en el momento en el que la rutina cayó sobre mi, la rutina de cientos de facturas apiladas en un cajón  del escritorio donde trabajaba día y noche para poder pagarlas.
    Sé que va a doler pero eso ya no me importa. Y ya no importa solo por el simple hecho de que duele más respirar en este mundo injusto sabiendo que las malas personas dormirán tranquilas porque tienen una cama donde poder descansar mientras, que la gente más humilde se ve obligada a hacer cosas que nunca hubieran pensado antes para sobrevivir. Sé  que dolerá pero todo terminará pronto.

Sandra Pardo

martes, 9 de abril de 2013

[ERAN DÍAS DE VACACIONES...], Nerea Nogueira


   Eran días de vacaciones, y decidimos irnos a nuestra casa de la aldea, pues mi madre pensaba que las cosas no estaban como para irse de viaje y además hacía mucho que no veía a la gente que vivía por allí.
   El lunes nos levantamos muy temprano, preparamos el equipaje, y pronto llegamos allí. Ese mismo día, cuando estábamos colocando los objetos que habíamos traído por la casa, y la ropa en el armario, vi que una furgoneta y un coche blanco se paraban enfrente del portal. Al poco rato sonó el timbre y mi madre cogió el telefonillo y empezó a hablar. Cuando paró, le pregunté quién era, y me contestó que los gitanos habían venido a ‘’vendernos calcetines’’. Dijo ‘’vendernos calcetines ‘’ porque ella, en realidad pensaba que venían aquí para mirar si había gente en la casa, y si no había, entrar a robar, como ya habían hecho otras veces.
   Todas estas cosas nos ponen muy nerviosas, y por eso apenas dormimos esa noche.
   Como a mí no me gustaba estar en la Aldea, le insistí en ir a algún lugar cercano. Ella me propuso Las Cíes, y yo acepté, me apetecía mucho bañarme en aquellas aguas cristalinas. Preparamos los bocadillos y esa tarde marchamos.Lo pasamos muy bien, pero cuando llegamos del viaje, vimos que algo había ocurrido en nuestro hogar. Entramos y vimos que faltaban muchas cosas: en la caseta, faltaba la lavadora; en la cocina, el microondas; en la habitación de mi hermano, su ordenador; y en la de mi madre, sus joyas. Nos pusimos de muy mal humor y llamamos a la policía. Mi madre le explicó lo sucedido esta mañana, y que ya  nos había pasado otras dos veces más, entonces la policía condenó a los gitanos a dos años en la cárcel y les puso una buena multa.
   El jueves, cuando ya estábamos todos más tranquilos, fui a dar un paseo en bicicleta. A través de un portal, pude ver a Mercedes, mi vecina poniendo la lavadora, y a sus dos hijas sacándose fotos en el jardín. No podía ser, pero... era nuestra lavadora y mi cámara.  No sabía qué hacer, María y Violeta eran muy amigas mías, y Mercedes era la vecina que mejor se llevaba con mi madre.
   Cuando conté lo que vi, nadie me creía, pero acabamos volviendo a llamar a la policía. Ésta liberó a los gitanos y pronto vino al pueblo. Efectivamente yo tenía razón, Mercedes era la ladrona. Nos contó que se sentía muy mal por lo hecho, que estaba loca, y que se quería morir. Que lo hiciera porque estaba sufriendo mucho la crisis y  apenas tenía dinero para comer y mucho menos para comprar ropa o tecnologías.
   Al final, Mercedes nos devolvió los objetos, y mi madre, fue comprensible y no se enfadó con ella, es más, se sentía mal por haber culpado a los gitanos y hasta les compró los calcetines.
   Al fin y al cabo, en mi opinión fueron unas vacaciones muy divertidas, y espero que el año que viene sean iguales o mejores.

Nerea Negueira

lunes, 8 de abril de 2013

¿LAS PERSONAS ELIGEN A LOS LIBROS O LOS LIBROS ELIGEN A LAS PERSONAS?, Sara Vicos



¿LAS PERSONAS ELIGEN A LOS LIBROS O LOS LIBROS ELIGEN A LAS PERSONAS?

   Me llamo Elisabeth Santos. Tengo veinte años y estoy estudiando la carrera de literatura. Dedico la mayor parte del tiempo a estudiar, pero me gusta quedar con mis amigos, ir de fiesta, escuchar música y leer. Me encanta leer. Siempre llevo conmigo un libro, o en el bolso o en la mochila, pero nunca me olvido de él. Leo en cualquier parte: en la consulta del médico, en la parada del bus… no soy de esas personas que solo leen cinco minutos en la cama antes de ponerse a dormir. Y puede que sea una fanática de la lectura, pero no siempre fue así.
   Cuando era pequeña odiaba leer. Lo pasé fatal cuando llegué a quinto y a sexto de primaria, y aun peor en secundaria cuando nos empezaron a mandar libros para leer en casa, dos o tres por trimestre. Odiaba leer, y aun más si esos libros no los elegía yo específicamente de lo que me gustaba.
   Odiaba pasar por delante de las librerías o bibliotecas. Me recordaban a los profesores y a todos los libros que aún me quedaban por leer ese trimestre para los exámenes. Pero sobre todo no era capaz de entender cómo la gente se podía divertir leyendo y leyendo libros que solo de verlos metían miedo. Incluso más que mis libros de sociales y naturales juntos. Parecía que al cogerlo, con el peso se te iban a caer las manos hasta quedarse aplastadas en el suelo por ese enorme y pesado montón de hojas con letra minúscula y sin un solo dibujo.
   Pero todo cambió cuando yo tenía trece años. Un día pasé por delante de una librería y vi un libro que me llamó mucho la atención: en la portada tenía dibujada una gran sonrisa. Todos los días pasaba por delante de la librería para ir al colegio, y todos los días lo veía sin poder evitar quedarme mirándolo.
   Pasaron tres semanas asi, mirando aquella sonrisa cada dia, parecía que estaba esperando a que entrara a comprarlo y es que solo con verlo ya me alegraba el dia, transmitía buenas sensaciones. Y ya no pude aguantar mas y aquel dia tome una de las mejores decisiones que tome nunca: entrar en la librería y comprarlo.
   Lo que ponía aquel libro no os lo puedo contar, porque es algo que tendréis que descubrir vosotros con el tiempo, pero lo que si os puedo decir es que dos semanas después, cuando lo acabé de leer, mi vida había cambiado para siempre. Todo gracias a que aquel libro me encontró.

Sara Vicos

miércoles, 3 de abril de 2013

SIN TREGUA, Pablo Ferrer Herrero




SIN TREGUA
    
  Ya eran demasiados años de búsqueda para el capitán Howard y sus piratas. Muchas millas surcando los mares más lejanos, de isla en isla cogiendo provisiones, armas… luchando y sobreviviendo ante los más temidos piratas, y ahora, con una emoción culpable de sus lágrimas se disponía a abrir el tan deseado cofre que llevaba veintitrés años buscando. Al abrirlo, con gran sorpresa, observó que no había ni oro ni diamantes ni reliquias, sino un simple papel, viejo amarillento y estropeado por los años en el que con dificultad pudo descubrir que estaba representado otro mapa, en el que se indicaba cómo encontrar el tesoro que buscaban.
   Se dispusieron a ir en su busca de nuevo; pasados cinco años lo encontraron: lo tenía ahí, delante de sus narices. Abrió el cofre y volvió a enfrentarse a otro papel con un mapa. Sus piratas se rindieron. Howard, no.  Agarró el mapa, zarpó en su barco y prosiguió la búsqueda.
   Esta vez, a los pocos días halló la isla cartografiada en el mapa. Excavó y excavó hasta encontrar el tesoro. Desenterró el cofre y de nuevo encontró en él un papel. Inhaló aire y sopló para retirar el polvo que lo cubría. Se quedó observándolo durante unos segundos. Entonces, con una sonrisa en el rostro reconoció el retrato de su padre.

Pablo Ferrer Herrero

martes, 2 de abril de 2013

LA CANCIÓN DE MANUEL, Olga Lalín & Seso Durán



Día da conciencia do autismo

LA CANCIÓN DE MANUEL


Si me dijeran que llegabas,
si me dijeran que venías,
te estaría esperando
con los brazos abiertos.

Le diría a mi corazón
que se hiciese más grande
y a mis manos más suaves.

Le pediría a mi voz
que se hciese más dulce
para cantarte canciones
por las noches.

Te habría preparado
un jardín con un columpio dorado
que llegase a las nubes.

Si lo supiese
te habría cosido
una manta de besos
para arroparte cuando duermes.

Le pediría a mi voz...

No estoy dispuesta/o a rendirme,
no estoy dispuesta/o a dejar pasar
una oportunidad para decir lo que quiero.

No estoy dispuesta/o a disimular,
no estoy dispuesta/o a dejar pasar una oportunidad
para decirle al mundo
que hay mucho que hacer,
que hay mucho que aprender,
que hay mucho que hacer.

Olga Lalín : Letra
Seso Durán: Música